“El ambiente es de por sí apocalíptico y a la vez
una distorsión visual aguda, una guija que de
un certero golpe salpica seres desesperados,
raros sedimentos líticos que se impregnan
a los estratos grises de roca y a las baldosas
destartaladas dentro de los talleres mecánicos.
La ilusión de profundidad es increíble; parece
como si uno pudiera entrar en él. Y, en efecto,
ya parece que entró y se encuentra a puertas
de un tornado que se acaba de solidificar.
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